El Museu Nacional de la Ciència i la Tècnica de Catalunya (mNACTEC) conserva en sus colecciones objetos de especial relevancia en el campo de las innovaciones y aportaciones científicas y técnicas. Algunas piezas son una muestra de desarrollo y mejora de la sociedad, como es el caso del carro-estufa de desinfección, que facilitaba la esterilización de ropa y objetos, y que contribuyó a frenar la propagación de epidemias a principios del siglo pasado.
Ante el momento de excepcionalidad provocado por la pandemia de la COVID-19, es una buena ocasión para recordar qué sistemas, ya en plena época industrial (siglos XIX y XX), se utilizaban para evitar la propagación de las diferentes epidemias que aparecían de manera frecuente. En aquella época, la poca movilidad de las personas y la inexistencia de la actual globalización facilitaban el control de estas epidemias.
Las epidemias en época industrial
En el siglo XIX, las epidemias de cólera que surgían en todo el país se relacionaban con la carencia de higiene y, consecuentemente, las medidas que se aplicaban para combatirlas eran soluciones de higiene social conjunta y pocas veces estrictamente médicas.
Las actuaciones habituales para luchar contra la propagación de estas enfermedades eran: la desinfección de los espacios públicos mediante el blanqueo de techos y paredes; la limpieza de suelos, ventanas y paredes dos veces al día con agua clorada; la quema de objetos de madera utilizados por los infectados; el control estricto y cierre de las fronteras, estaciones de ferrocarril y puertos, con la creación de la llamada policía sanitaria, y fumigaciones con dióxido de azufre.
Las estufas de desinfección
A finales del siglo XIX, diferentes brotes locales de cólera —algunos de ellos de especial virulencia— provocaron que muchos ayuntamientos catalanes tuvieran la necesidad de adquirir estufas de desinfección, que en aquella época eran el ingenio más novedoso para mejorar la higiene pública y evitar la propagación de las epidemias. Ya en 1893, el Ministerio de Gobernación autorizó la compra de “tres estufas de desinfección con destino a las necesidades de la policía sanitaria”.
Estas estufas eran, en realidad, generadores móviles de vapor (locomóviles) que podían ser desplazados por las diferentes demarcaciones provinciales de sanidad mediante un carro arrastrado por dos caballos y que se adscribieron, pocos años más tarde, a parques, laboratorios o centros de desinfección con personal especializado. La última década del siglo XIX y los primeros años del siglo XX fueron los de máxima utilización de estos carros-estufas de desinfección.
Estos ingenios, como el que conserva el mNACTEC, se componían de la fogaina y de la estufa propiamente dicha, formada por dos cilindros concéntricos de acero galvanizado, uno dentro del otro. En el cilindro interior es donde se depositaban los objetos a desinfectar (ropa, sillas, objetos personales, etc.) y en el espacio entre los dos cilindros es donde se generaba el vapor que circulaba por el interior, a manera de autoclave, con una puerta hermética circular en la parte posterior. Funcionaba calentando unos 45/50 litros de agua mediante la combustión de carbón, y lograba temperaturas de vapor de 110 a 112 grados centígrados que, como decían los manuales de época “es lo suficient com pera destruir tots los gèrmens”.
El carro-estufa de desinfección del mNACTEC
El carro-estufa de desinfección de las colecciones del mNACTEC funcionó en los años 1910-1920 por diferentes pequeñas poblaciones de Cataluña, especialmente en pueblos de la demarcación de Girona que habían sido afectados por epidemias de cólera y viruela y por la más conocida de la gripe española. El carro, con dos personas a su servicio, se desplazaba por estas poblaciones pequeñas y sus habitantes depositaban la ropa de uso habitual para desinfectarla. Otras poblaciones más grandes construyeron edificios explícitos para estas tareas de desinfección; la ciudad de Terrassa lo hizo en 1915.
La estufa conservada en el mNACTEC, del modelo llamado Locomovil, fue construida por la Casa Metzger hacia 1912-1913. Se trataba de una importante empresa ubicada en Barcelona, creada por los hermanos José y Edmundo Metzger, dos judíos de origen suizo que se habían instalado en la capital catalana para construir y comerciar con todo tipo de aparatos de sanidad, científicos, técnicos, de construcción, maquinaria industrial, de laboratorio, de extinción de incendios, etc.