El Museu Nacional de la Ciència i de la Tècnica de Catalunya (mNACTEC) ha incorporado a sus colecciones un conjunto de armas de fabricación catalana de los siglos XVIII y XIX. Se trata de un conjunto de armas de fuego portátiles de antecarga, integrado por una pistola de caballería realizada para oficial comisionado entre 1760 y 1790, una pistola con llave de miquelete del año 1800, ambas de origen ripollés; y dos pistolas más de pequeñas dimensiones que fechan de alrededor de 1720 y 1780, con origen olotense y ripollés respectivamente. Todas las pistolas tienen la característica llave de pedernal excepto la pequeña pistola del Ripollés, cuya llave original de pedernal fue posteriormente modificada para que funcionara por percusión (llave de percusión) presumiblemente a mediados del siglo XIX.
Estas armas muestran la característica pericia técnica de los armeros catalanes, con trabajos destacados en hierro, latón, plata y madera de nogal. Las piezas son un ejemplo tanto del grado de refinamiento como de la calidad mecánica a la que llegaron los productos de la fragua catalana.
Las nuevas adquisiciones formaran parte de los objetos que se exhibirán en la exposición sobre la evolución histórica y tecnológica de la industria de armamento catalana que el mNACTEC está preparando para el 2017
La producción catalana de armas de fuego
Catalunya fue el territorio productor de armas de fuego portátiles mas importante de la península Ibérica desde el siglo XVI hasta el XVIII. El centro armero mas preeminente se ubicaba en la villa condal de Ripoll, aunque también hubo otros destacados en Barcelona, Igualada, Vic o Manresa. La producción catalana de armas de fuego se convirtió en una actividad exportadora conocida por la calidad de sus productos: las armas catalanas se vendían al resto de la península; a todo el litoral mediterráneo, incluyendo el norte de África, y a partir de la segunda mitad del siglo XVIII también en la América española, especialmente México y Cuba.
Una característica de la producción catalana de armas, especialmente en el centro productor de Ripoll, era la alta especialización de los artesanos implicados según la parte del arma que trabajaban. Trabajaban cañoneros, cerrojeros y encepadores que hacían respectivamente cañones, llaves y culatas, y el montaje final de las armas. Este sistema de producción prefiguraba el trabajo en cadena propio de las sociedades industriales modernas y posibilitaba grandes volúmenes de producción que se podían destinar a la exportación.
Otra peculiaridad de esta actividad armamentística fue la continuidad del ejercicio de su propia especialidad que mantuvieron muchas familias en sucesivas generaciones, hecho que dio lugar a linajes de armeros destacados como los Deop o los Peresteva.
Esta adquisición se enmarca en la línea de ampliación del fondo de armas del mNACTEC, que pretende de esta forma dar relevancia a los productos técnicos de alta calidad derivados de la fragua catalana.
20/04/2016